- X, propiedad de Elon Musk, fue sancionada con 120 millones de euros por incumplir obligaciones de transparencia e inducir a error a los usuarios.
- Es la primera gran multa aplicada bajo la Ley de Servicios Digitales (DSA) de la Unión Europea.
- La decisión generó fricciones políticas con Estados Unidos y reavivó críticas sobre la regulación tecnológica en el bloque.
Sanción y motivos principales
La Unión Europea impuso una multa de 120 millones de euros a X al concluir que la plataforma incumplió varias obligaciones del Reglamento de Servicios Digitales. La investigación detectó prácticas engañosas relacionadas con la marca de verificación azul, ya que el distintivo podía adquirirse mediante suscripción sin verificación de identidad, lo que aumentaba el riesgo de suplantación, estafas y desinformación. Las autoridades determinaron también que la base de datos de anuncios de X contenía barreras de acceso, demoras y deficiencias de diseño que impedían cumplir con los requisitos de transparencia. Además, la plataforma habría colocado obstáculos para que investigadores acreditados accedieran a información pública esencial para el análisis de riesgos sistémicos.
Respuesta de Bruselas y tensiones internacionales
La Comisión Europea aclaró que la sanción no está ligada a cuestiones de censura, sino al cumplimiento estricto de la legislación digital. Henna Virkkunen, vicepresidenta de la Comisión encargada del área tecnológica, subrayó que el objetivo es asegurar que todas las plataformas operen bajo las mismas reglas. Antes del anuncio oficial, el vicepresidente estadounidense JD Vance criticó la medida, acusando a la UE de atacar a empresas estadounidenses; Elon Musk agradeció ese respaldo. La decisión se vio envuelta en un contexto político debido a la relación cercana —aunque fluctuante— entre Musk y el presidente Donald Trump, quien ha cuestionado en repetidas ocasiones las regulaciones europeas.
Cambios en la verificación y ampliación de la investigación
Antes de la compra de Twitter por Musk en 2022, la marca azul identificaba cuentas verificadas mediante un proceso formal de confirmación de identidad. Tras la adquisición y su transición a X, ese sistema se modificó para otorgar la insignia a cualquier usuario suscrito, lo cual, según la UE, generó confusión y expuso a la audiencia a contenido potencialmente falso. Bruselas amplió además una investigación paralela relacionada con el manejo de contenidos ilegales y desinformación, la cual aún sigue abierta.
Dimensión política y presiones diplomáticas
El caso escaló cuando funcionarios estadounidenses solicitaron a la UE flexibilizar regulaciones digitales a cambio de reducir aranceles al acero europeo, propuesta que el bloque rechazó categóricamente. Las autoridades reafirmaron su derecho soberano a establecer y aplicar sus leyes, insistiendo en que la protección de usuarios europeos es prioritaria.


