Por Juan Carlos Cruz Tapia
Autor del libro “100 preguntas para entender sobre inversiones”
IG/TT: @juancarlos.trader
La relación entre Elon Musk y Donald Trump pasó de un inusual bromance político y altamente mediático, a un tenso desencuentro en cuestión de meses. Musk fue parte del consejo asesor de Trump, incluso, en más de una ocasión ambos elogiaron sus respectivas visiones disruptivas. Pero como en toda historia de amor con egos fuertes, llegó la ruptura. Lo que comenzó como una luna de miel política terminó como un divorcio con reproches incluidos y cada uno siguiendo su camino, aunque de vez en cuando, también lanzando indirectas (bastante directas) por redes sociales.
En este texto te platico sobre el origen, evolución, caída e impacto que este vínculo (y su ruptura) podría tener en los mercados financieros y la economía estadounidense.
Una tragedia que unió corazones… y convicciones.
Aunque Elon Musk se mostró en algún momento crítico con Trump, un episodio marcó el renacer de su cercanía, el atentado donde Trump resultó herido por disparos en un evento de campaña en Pensilvania (13 de julio de 2024). Desde entonces, Musk respaldó completamente a Trump, uniéndose a su campaña presidencial y aportando alrededor de 300 millones de dólares a través de su comité de acción política (PAC por sus siglas en inglés), donde él fungió como el principal benefactor.
La cercanía con Trump fue aún más pronunciada tras su victoria en las elecciones presidenciales de noviembre 2024. Elon fue nombrado asesor presidencial, liderando el recién creado Department of Government Efficiency (DOGE), una dependencia que en su mandato tendría el recorte de gastos en todos los niveles gubernamentales, generando mayor eficiencia en los recursos de los contribuyentes.
Durante los últimos meses aparecieron juntos públicamente, con elogios mutuos y muestras de apoyo con curiosas narrativas, como Trump comprando un Tesla y mostrando su respaldo a la marca, a pesar de no ser ferviente seguidor de los autos eléctricos y siendo entregado el auto a las puertas de la Casa Blanca por el mismísimo Elon Musk, en persona.
¿Quién se llevó la luna de miel?
Los vientos cambiaron su rumbo con la aprobación en la Cámara de Representantes del polémico “One Big Beautiful Bill” o también llamada OBBB, un paquete con recortes de impuestos y gasto, que podrían aumentar la deuda americana ante la falta de recaudación. Este plan fue calificado por Elon Musk como una abominación repugnante, indicando que podría ser grande o bella, pero no creía que pudiera ser ambas. La crítica fue pública y dura, Musk cuestionó que Trump eliminara incentivos como créditos fiscales para vehículos eléctricos y advirtió que generaría un déficit mayor. La tensión escaló cuando, en junio de 2025, Musk acusó en su red social X que Trump figura en los “Epstein Files”, sin pruebas e insinuando encubrimientos.
Trump pudo haber hecho caso omiso, pero no lo hizo. Respondió con una amenaza directa, rescindir contratos por miles de millones de dólares, así como revisar los acuerdos de SpaceX, Starlink y Tesla. En respuesta, Musk lanzó severos tuits e incluso amenazó con desmantelar la cápsula Dragon, la única capaz de transportar actualmente tripulaciones hacia y desde la Estación Espacial Internacional, aunque luego reculó. Y posteriormente brindó disculpas públicas a través de X, indicando que había llegado demasiado lejos.
Impacto en los mercados financieros
La ruptura fue durísima para Tesla, acción que por sí sola había presentado un ajuste importante al cierre del 2024, después de un rally considerable. Aunque se ha recuperado parcialmente, el deterioro de la imagen del magnate y el debilitamiento de las ventas sugieren una mayor fragilidad ante la volatilidad política.
El potencial incremento del déficit impulsado por los recortes en la recaudación podrían mantener presionada y en tendencia bajista a la moneda estadounidense, en lo que va del año ha cedido más de 10% contra diversas monedas a nivel global. A la mayoría de los inversionistas direccionales, les surge la duda sobre si la retórica proteccionista utilizada por Trump podría regresarle la stamina al dólar americano en el mediano plazo.
Adicionalmente, Elon Musk es un reconocido promotor de Bitcoin y Dogecoin. Su ruptura con Donald Trump y un posible enfriamiento del entorno regulatorio genera incertidumbre sobre la potencial capitalización y los flujos hacia este mercado. Aunque también el panorama arancelario y geopolítico ha aumentado el flight to quality hacia activos como oro y treasuries, así como al petróleo.
¿Quién presenta mayor dependencia?
Trump requiere de Musk para consolidar su narrativa de eficiencia gubernamental y contar con un exponente tecnológico en su narrativa nacionalista, que sea capaz de atraer capitales y legitimidad internacional. Por su parte, Elon necesita a Trump para sostener la dinámica de financiamiento y contratos que respaldan a sus gigantes tecnológicos.
La ruptura muestra mayor vulnerabilidad en Elon Musk, sus numerosas inversiones se encuentran atadas a subsidios, contratos y regulaciones; donde Trump tiene un mayor apalancamiento, basado en su poder institucional para mover las piezas si lo considera necesario.
Para finalizar, la honeymoon entre Elon Musk y Donald Trump pareciera haber terminado abruptamente, revelando una relación de conveniencia profundamente inestable e independiente a la que se enfrentan el sector político, empresarial y tecnológico. Musk cometió el error de subestimar el poder institucional de Trump. Mientras en contrapartida, Trump subestimo el alto alcance que tienen actualmente las empresas de Musk y su carácter de innovación.
Para nuestros portafolios, la estrategia deberá pasar por adaptarse y mantenerse alerta. Esta historia aún no se termina de escribir. Si algo han demostrado Elon Musk y Donald Trump es su capacidad para sorprender y cambiar de rumbo con una velocidad desconcertante. No podemos descartar nuevas reconciliaciones, alianzas estratégicas o enfrentamientos aún más intensos. En un entorno tan volátil como el que ellos mismos alimentan, las reacciones del mercado y las decisiones políticas seguirán marcando el pulso de la economía. Por ahora, lo único claro es que el capítulo está lejos de llegar a su final. Nos vemos en la siguiente entrega.