• Estados Unidos duplica tarifas a importaciones clave de metales, intensificando tensiones comerciales.
• México busca quedar excluido de la medida, como ya ocurrió con Reino Unido.
• Ebrard califica los nuevos aranceles como “injustos, insostenibles e inconvenientes”.
Estados Unidos elevó al 50% los aranceles a las importaciones de acero y aluminio, una decisión impulsada por el presidente Donald Trump mediante una orden ejecutiva que ya está en vigor. La medida representa una duplicación del gravamen anterior del 25% y afecta de manera significativa a países como Canadá, Brasil y México.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó el anuncio, que se produce en un contexto de tensas negociaciones comerciales con diversos socios, en particular con la Unión Europea, que advirtió sobre la posibilidad de imponer contraaranceles por 26,000 millones de euros a partir de abril.
Otras naciones también enfrentarán consecuencias: Corea del Sur y Vietnam sufrirán impactos en sus exportaciones de acero, mientras que Emiratos Árabes Unidos, Rusia y China enfrentarán penalizaciones en sus ventas de aluminio.
En respuesta, el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, calificó la medida como “injusta, insostenible e inconveniente”. Durante una breve declaración, Ebrard subrayó que esta acción no beneficia a ninguna de las partes involucradas y adelantó que viajará a Washington para solicitar formalmente la exclusión de México de los aranceles, como ya ocurrió con el Reino Unido.
“Va en contra de los intereses de ambos países. El acero es fundamental para industrias clave como la automotriz, la construcción, la metalmecánica y la electrónica”, puntualizó.
El anuncio también ha generado incertidumbre jurídica. Según Bloomberg, la legalidad de la medida podría ser cuestionada tras un reciente fallo de un tribunal federal sobre la imposición unilateral de tarifas por parte del gobierno estadounidense.
Trump presentó esta nueva política comercial durante un evento en una planta de United States Steel en Pensilvania. Según reportes, uno de los objetivos de la decisión sería facilitar un acuerdo para que Nippon Steel Corp adquiera operaciones en Estados Unidos, como parte de sus vínculos con Japón.